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Cuerpo y Espíritu, la historia oculta de occidente - Morris Berman
Editorial: Cuatro Vientos 1992
Reseña: “Vol. II de la trilogía sobre la Evolución de la Conciencia. La historia de las raíces somáticas y ocultas de nuestras conductas. Algunos de los temas tratados son el amor romántico como producto de una herejía del cristianismo (trovadores) y la ciencia moderna que surge del misticismo renacentista.”
Apuntes
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El fenómeno de “revelación”, en forma de ascensión o estado alterado, estaba aparentemente presente en la Alemania nazi en diversos grados. En especial, le sucedió a Hitler en 1918 como resultado de un ataque británico con gases-mostaza, de donde emergió con un mensaje “divino” respecto a su misión histórica. Rhodes arguye que muchas personas vivenciaron alguna forma grave o moderada de esto, y en tal sentido, millones de alemanes eran Hitler en un microcosmos. Joseph Goebbels, por ejemplo, quien fue ministro nazi de propaganda, afirma que sufrió una conversión tipo “camino-a-Damasco” hacia Hitler y sus ideas. Pero si podemos dejar de lado por un momento a la élite nazi y tratar, en su lugar, con la gente 'común, encontramos algunas variaciones de la “Gracia Asombrosa”: yo estaba perdido, fui golpeado por un momento de iluminación y vi que yo y Alemania éramos salvados por el nacionalsocialismo.
La evidencia de esto se halla en un conjunto de biografías recopiladas por un sociólogo de la Universidad de Columbia, Theodore Abel, quien llegó a Alemania en junio de 1934 y anunció, con el estímulo del Partido Nazi, un concurso con premiación bajo el patrocinio de la Universidad de Columbia “para la mejor historia vivida de un adherente al movimiento hitleriano”. Los concursantes tenían que haber pertenecido al Partido o simpatizado con éste antes del 1 de enero de 1933 —por lo tanto, captaría a los miembros de la “vieja guardia”, no a oportunistas que podrían haberse afiliado después de la asunción nazi al poder. Un total de 683 personas presentaron autobiografías, y estas fueron la base de un libro (contiene extractos reales de cerca del veinte por ciento de los concursantes) publicado en 1938, titulado W/iy Hitler Carne into Poiocr (Por qué Hitler llegó al poder). Resumiendo, los documentos revelaban, en cerca del sesenta por ciento de los casos, a un ser extraviado que fue finalmente salvado al tropezar con el nacionalsocialismo o al oír un discurso de Hitler. Las voces de estos hombres y mujeres, dice Rhodes, son muy humanas. Hablan en términos de un momento dramático, o de iluminación, que los llevó desde una falta de sentido a la auto-organización y al auto-descubrimicnto35.
Esto no es verdadera experiencia do ascenso. Aunque las experiencias de trance y ocultistas sí flotaron dentro y alrededor del Partido Nazi y de Alemania durante muchos años, no estamos en la mayoría de los casos tratando con lo descrito, por ejemplo, en la Ascensión de Isaías. El nacionalsocialismo era, más bien, una variedad secular del apocalipsis religioso. Los individuos terminaban en una especie de “cielo” político-personal de claridad existencial e inmensa reorganización síquica; en realidad “no se iban al ciclo”. Sin embargo, Rhodes efectivamente dice que las visiones místicas estaban presentes para muchos de ellos, en las que “descubrían” (a) que sus
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dificultades habían sido causadas por el Maligno y sus agentes, a los cuales estaba sucumbiendo Alemania; (b) que ellos habían sido escogidos para derrotar a esos demonios, y por consiguiente, salvar a Alemania y a ellos mismos; y © que pronto sería librada la batalla final por una victoria o derrota totales. Como dice J.P. Stern, el modelo total es seudorreli-gioso, tiene la calidad de una imitatio Christi, pero donde la persona imitada es Hitler. La pauta de desastre personal y redención síquica sigue exactamente el modelo de la vida de Hitler como registrada en Mi lucha. Los documentos Abel, no menos que los discursos de Hitler y las biografías de la élite nazi, revelan una “histeria ontológica” fuera de toda proporción con el verdadero peligro, y una liberación de él a través de una cosmología dualista y una ideología de pureza racial. Es casi como si la práctica ocultista y la experiencia ascensional fuesen innecesarias: los autores de Abel hablan del “llamado de la sangre” y de “seguir a una voz interior”, muy en el estilo en que Hitler contó a Rauschning su propia “introvisión mágica”. Nada de esto era retórico; queda claro que estos escritores “creían haber vivcnciado revelaciones personales que les garantizaban la redención…”. “Es virtualmente autoevidente”, dice Rhodes, “que los nacionalsocialistas eran gnósticos modernos y seculares”. La presencia de un “enemigo judío” permitió a millones de alemanes reconstituir la realidad, añade él; la exterminación final de los judíos era un ejercicio mágico. En otras palabras, tenían que encontrar demonios humanos porque estaban viviendo en una sociedad secular; la era de los demonios verdaderos había pasado hacía mucho tiempo. Sin embargo, la estructura aún era gnóstica. El asesinato de los judíos, concluye Rhodes, fue una “matanza ritual mágica”.
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“La segunda fase del modelo francés fue la represión combinada, como hemos visto, con la apropiación. Con el Culto a la Virgen María, la energía arquctípica de ascenso —que ya se había traducido en amor romántico— se recanalizó a la Iglesia de Roma. Dejando de lado las Cruzadas, todo fue a parar en un fortalecimiento de los poderes vigentes.”
La ciencia moderna como una nueva religión.
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Holismo cibernetico
Lo que llamo “holismo cibernético” es la tendencia del actual modelo italiano, incorporado como lo está en la institucionalidad científico-colectiva, para “comprarse” la cosmovisión y energía holística, reen vasa ría y después volver a venderla al público en una forma “legitimada” y “sanitizada”. Esto perpetúa entonces el modelo italiano so pretexto de romper con él. Ahora ya no se considera al mundo como el reloj de Descartes, sino como el computador de Von Neumann; pero en el último análisis sigue siendo una máquina.
A medida que derivamos desde una economía industrial a una “sociedad de información”, la cognición y cosmovisión se están configurando en líneas semejantes. Aquí reside la apropiación, y es compendiada por la posición del campo de la inteligencia artificial con respecto a cosas tales como los sueños, a los que un portavoz de la IA (Inteligencia Artificial), Douglas Hofstadter, se refiere como a “patrones cerebrales confusos”. Una civilización que empieza ignorando su vida onírica (cuerpo número tres), que pierde de vista la información onírica o somática como datos primordiales, está en serios apuros; sin embargo, ése es precisamente el paso que el “nuevo” paradigma, de una u otra forma, con frecuencia nos está pidiendo dar. De hecho, gran parte de la “revolución de conciencia” de los últimos veinte años ha significado muy poco más que una huida del cuerpo. Si tenemos alguna esperanza de salir de esta trampa, será más a causa de la claridad que del carisma; porque tendremos que distinguir entre un holismo corporizado —uno que es sensual y situacional— y el holismo cibernético, o “proceso de realidad” abstracto, que está siendo anticipado por muchos pensadores de la Nueva Era.
Por lo tanto, el lado bajo de la última manifestación herética es una versión actualizada (neoitaliana) del modelo francés, y las fuerzas sociales que trabajan en esta dirección son muy poderosas. Las fórmulas son fáciles, y la experiencia vivida frecuentemente dolorosa; frases vendedoras como “proceso de realidad” y “actividad simbólico-mo-delada” podrían convertirse en piedras de toque de un nuevo régimen autoritario. El análisis de sistemas se convierte en la ideología reinante, y la verdadera conciencia corporal en un tema tabú. Blake queda como “pintoresco”, y Reich como un “caso loco”. Las universidades se transforman en bancos de datos (“centros de adquisición”), el conocimiento se convierte en información, y lo único realmente novedoso de la Nueva Era es su jerga. Es un escenario deprimente, y podría ser la orden del día dentro de apenas cinco décadas —o menos
Deberíamos tener claro lo que significa este escenario, si es que llega a ocurrir. La exigencia para una posible revolución somática es de verdadera presencia, real compromiso corporal con el mundo. La apropiación de la energía arquetípica para propósitos burocráticos es una desestimación de la vida somática. No es otra cosa que la creación de un nuevo Objeto Transicional, como lo ha definido correctamente Ronald Laing:
““Ayer todo era una máquina. Hoy es algo así como un holograma ¿Quién sabe qué cascabel intelectual estaremos agitando mañana para calmar el pavor al vacío de nuestra comprensión de las explicaciones de nuestras insignificantes correlaciones?”“18.
En otras palabras, la “visión sistémica de la vida” no es la vida; es una forma de ocultarnos una vez más del Abismo, y de nuestros problemas, sean sociales, sexuales, emocionales o ambientales. No debería sorprendernos el que las principales corporaciones estadounidenses se estén interesando cada vez más en la así llamada “conspiración de Acuario”
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El pivote maestro del sistema de realidad occidental, como espero haber podido demostrar, es la fisura entre “cielo” y “tierra”, una grieta que sólo es una proyección de la falla básica y que sólo puede ser cruzada por una estructura de ascenso, un viaje extático capaz de atravesar el espacio transicional. La religión o filosofía o sistema social que se organiza en torno a ese viaje (o viajero) vertical, actúa entonces como un Objeto Transicional que aglutina la cultura por los siguientes cientos de años. Hasta aquí, Occidente ha producido cuatro variaciones sobre este tema; y a mi parecer, sólo la versión catara fue auténticamente humana, aunque nunca sabremos cómo podría haber terminado. Hay otra alternativa para volver a reciclar la estructura de ascensión: abandonarla finalmente de una vez por todas. Esto significa, al menos inicialmente a nivel individual, aprender a vivir con el Abismo; reconocer la brecha por lo que es. Mucho más importante que encontrar un nuevo paradigma (O.T.) es ponerse cara a cara con el inmenso anhelo que subyace a la necesidad misma de paradigma. Esto implica explorar lo que más tememos, es decir, el espacio vacío o silencio que existe entre conceptos y paradigmas, nunca dentro de ellos.
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El problema está en que la fuerza misma de la tradición as-censional, a saber, la entrega de conocimiento revelado (es decir, cierto), es también su debilidad. El poeta español Antonio Machado escribió una vez:
En mi soledad he visto cosas muy claras que no son verdad21.
La “claridad” de la energía arquetípica es casi demasiado maravillosa. Es simplemente demasiado fácil recibir un “mensaje de Dios” y salir disparado con él.
CASOS DE CRISTIANOS QUE MATARON PORQUE RECIBIERON UNA ORDEN DE DIOS
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Guerras entre Heterodoxia y Orthodoxia: Este asunto es el tema de dos libros muy importantes sobre la herejía, El nombre de la rosa, de Uniberto Eco, y El cristianismo perdido, cíe Jacob Ncedleman. Ambos autores reconocen el “problema” de la dinámica Sí Mismo/Otro y cómo se ha trasladado a través de los siglos a la arena social como la amarga y recurrente lucha de herejía vs. ortodoxia.
El portavoz ficticio de Eco, William de Baskerville, dice a su ayudante, Adso, que el demonio es esencialmente “la fe sin sonrisa”, y añade:
Teme a los profetas, Adso, y a los que están preparados para morir por la verdad, pues como norma hacen que muchos otros mueran con ellos… Quizás la misión de quienes aman a la humanidad es hacer que la gente se ría de la verdad… porque la única verdad reside en aprender a liberarnos de la insana pasión por la verdad25.
“Uno añora… a Dios o al Significado…”, escribe Needleman, “y no ve que esa misma ansia es el comienzo de la repuesta que anda buscando”. El éxtasis puede reunir a las comunidades, señala, ¿pero con qué fin? Hemos perseguido el amor místico, dice, mientras que lo que necesitamos es el “amor ontológico”.